lunes, 30 de marzo de 2009

Japon 3. Kamakura

El día 3 empezó durito, mochilas al hombro y al tren, hacia Kamakura, pensamos que mejor Yokohama si sobraba tiempo. Se supone que según las guias en menos de una mañana está visto, pero empezamos a caminar por las calles sin gente apenas, las tiendas esperando a los guiris, pensando en desayunar algo, pero nada. Así que encontramos una tienda de fruta, que menudos precios, y acabamos con 4 plátanos en menos que canta un gallo. Poco mas allá... una tienda de mochi, el de te verde me encanta así que... y algo mas allá un viejecito con un carrito medio oxidado en el que tostaba boniatos... allá que te va y desayuno completo.

Con las mismas llegamos al hase-kannon. un imprevisto, decidimos entrar y menos mal. el templo es enorme dividido en diferentes alturas con un montón de pequeños jardines, una cueva pequeña con estatuas en el interior, cerezos...

Tras unas escaleras cientos de caras te observan, dioses diminutos de piedra rodean a otros mas grandes y a una estatua de la diosa kannon, impresiona aunque no seas budista.

Más escaleras y los templos principales con vistas a todo el pueblo de Kamakura y la bahía. Entre unas cosas y otras, casi toda la mañana en el templo, Yokohama se queda en la agenda.

Bajamos a lo que íbamos a ver en principio, el daibutsu, una estatua gigante de buda sedente, el segundo mayor de Japón. Está repleto de japoneses y al final acabo por hacerme una foto en grupo con ellos mientras sonríen y me dan las gracias por quererme hacerme la foto así, más bien seria al revés digo yo! pero es que son así para todo, siempre con las gracias, así pasa, que llevo miles de caras en mi cámara.

Cuando íbamos a irnos a la estación, vemos que recomiendan un templo más. Bueno, preguntamos cuanto tardamos en llegar a Nagoya y listo. Si, si. Conseguimos parar a un grupo de chicas que hablan ingles y entre todas nos cuentan que se tarda unas 3 horas, nada mas. Así que corriendo a ver el templo, enorme, para variar, con unas cuantas escaleras por subir, también para variar y que merecía mas tiempo de visita, pero no teníamos más. Al menos hemos podido verlo y subir hasta arriba. Corriendo a por el tren, que dos escalas y tres horas después nos lleva a Nagoya.

Sorpresita... el hostel que teníamos reservado nos dicen que no esta en Nagoya sino en Nagano. eran las diez de la noche y sin sitio para dormir. A rebuscar por el barrio mas cercano a la estación. Tras hacer caso a unos alemanes sin conseguir nada llegamos a un hotel, no muy caro, que le quedan dos habitaciones con camas de matrimonio. sin comentarios.

Y después un paseo para comprobar que estamos en mitad de un montón de salas de strip tease, bailarinas y demás sitios de perversión, barrio curioso. En el paseo se nos cruzan dos japoneses que nos miran como si supiesen que nosotros no conocíamos el barrio y sonriendo nos incitan a entrar en uno de los sitios mientras uno de ellos nos dice con gestos muuuuy claros que allí dentro se puede... tocar el género... por decirlo suave.

jueves, 26 de marzo de 2009

Tokyo 2

Empezamos el segundo día del viaje. Decidimos ir andando por aquello de ir viendo sitios sin saber lo que íbamos a andar claro. La idea era llegar al parque hueno así que atravesamos de nuevo el barrio del hostel y llegamos a Asakusa de nuevo. De nuevo el templo de la noche anterior, pero claro esta vez con luz. Fotitos al canto. Y de paso a probar cosillas para comer que ya toca. Lo primero las fotos al templo, a los japoneses, a unas thailandesas... y después la comida, para abrir boca unos bollitos rellenos de anko (ale a buscar) con formas de pagoda, animalitos... poco después mochi de te verde, unas de las cosas que tenia apuntadas en la agenda. Después otro tipo de mochi en bolitas pequeñas, ya os diré el nombre que le hice una foto al cartel, embadurnadas con unos polvitos, eso nos hizo menos gracia pero estaba bueno también. Seguimos caminando, preguntando a la gente como llegar, explicando que no somos americanos, que somos españoles... y llegamos a hueno comiéndonos unos onigiri por la calle.

En el parque estuvimos casi todo el día. Empezaba a estar lleno de gente haciendo fotos a los cerezos, los pocos que están en flor y haciendo fotos a todo lo que se movía. Y más comida mientras veíamos los templos del parque. Takoyaki (mas para que busquéis). Antes y después del paseo por el parque estuvimos en un mercadillo callejero repleto de puestos de todo tipo lleno de la fauna del lugar. Algunos dignos de cientos de fotos ya vereis.

Tras salir del parque Hueno volvimos al mercadillo a comer algo. Mas gyozas, buenísmas, y teriyaki de pollo aún más rico. Y después como era pronto pues empezamos a andar por el mercado hacia la zona que no haíamos visto aún, y claro, la calle se acabó. Pues seguimos en la misma dirección. Al final terminamos en Akihabara, el barrio de las tiendas electrónicas. Una locura. Todo lleno de altos edificios con miles de carteles luminosos, tiendas de comic, pachincos, y unas jovencitas vestidas como de época victoriana que repartían unos folletos por la calle y que huían de las cámaras de fotos. Son los reclamos de los bares para hombres en los que si subes te atienden como auténticas esclavitas, todo para el amo. Te remueven el café, te sirven de rodillas, siempre pendientes de si le falta algo más al señor... de película (eso si, cualquier feminista se volvería loca al verla, tampoco es de extrañar).

Y cuando se nos terminó por quemar la retina de tanta luz de neón pues a volver al barrio. Andandito, Akihabara, Hueno, Asakusa... esto me empieza a sonar un poco.

domingo, 22 de marzo de 2009

Sake, cerveza y buda.

El primer día ya ha pasado. Acabo de levantarme, darme una ducha y sacudirme el sake y la cerveza de anoche. Este Tokyo no tiene nada que ver con lo visto en películas y fotografías de guiris. No hay edificios altos ni futuristas. No hay miles de turistas buscando que ver ni que comer, ni siquiera miles de tokiotas cruzando como hormigas por ningún sitio. Hay pisos bajos, muchos de madera, pequeños comercios y restaurantes con linternas de papel en la puerta y fotos de los platos que ofrecen, incluso algunos de plástico, por si aun algún yanki se despista y aparece por asakusa.

La llegada fue agotadora por otra parte. El viaje es una autentica paliza y en nuestra primera visión de este país en lo único que estábamos pensando era en poder salir del metro que nos llevaba al barrio de nuestro hostel y respirar un poco fuera de un tubo. Al principio cuesta estar seguro de que llevas buen camino pero nada mas salir de la estación una amable turista ya nos indico que íbamos por buen camino, y poco después otras dos turistas que coincidió que estaban en el mismo hostel que nosotros nos dejaron un planito que llevaban para poder orientarnos.

Lo siguiente soltar las mochilas y salir corriendo que ya eran las dos y media aquí. Andandito hacia Asakusa, el antiguo barrio de la era Edo de Tokyo. No parecía ni Tokyo ni antiguo hasta que llegamos a un parque que poco o nada tiene que ver con los nuestros y poco después a uno de los templos budistas de la zona. Unas escaleras, el Tori, una fuente con cabeza de dragón para limpiarte y purificarte antes de los rezos, la pila del incienso... y japoneses yendo y viniendo cumpliendo con los rituales mientras desenfundábamos nuestras cámaras, ahora si habían llegado los auténticos japoneses, jeje.

El monje del templo no nos dejo hacer fotos, pero a cambio nos ha regalado una peque;a figura de escayola, un gallo con kimono ha terminado en mi mochila.

Después decidimos buscar un sitio para comer y acabamos por preguntarle a una familia que no sabia nada de ingles, y entre risas conseguimos que entendiesen que buscábamos algún sitio de ramen para comer, a Víctor le hubiese gustado el sitio. Una pequeña puerta amarilla, tres japoneses en la barra y otro vestido de negro cocinando entre un par de woks con cara de mosqueo. Cogimos un ticket en la maquina de rigor y nos colocaron una piscina en toda regla con soyu ramen, el mas típico. Caldo de verdura y carne, fideos, pato, brotes de soja, y un par de cosas mas en crudo que no sabemos muy bien lo que era, pero que esta buenísimo!!

Salimos de allí y encontramos el barrio de asakusa con un enorme templo budista lleno de turistas... japoneses, apenas cuatro o cinco occidentales como nosotros. Mejor. terminamos toda la tarde dando vueltas por el barrio que esta llenos de casas de te, de sake, de teriyaki, dulces, todo a tamaño reducido, de madera... lo mas típico. Lo único malo fue la lluvia que apareció y nos fastidio alguna de las fotos... pero ahora volvemos allí a continuar.

Y a la vuelta al hostel decidimos pararnos en un pequeño bar muy cerca, atendido por una especie de hatori hanzo dando sake y cerveza a dos tokiotas puestos hasta arriba. Una de ellas, mujer, se empeñó en que entendíamos japones y nos dio una charla en toda regla, pero el sake estaba bueno, dulzón. Y ya puestos pues terminamos en otro bar del que salían unas voces de karaoke a las que no pudimos resistirnos. Menudo show tenían montado entre una de las camareras y 4 borrachines! Mas de lo mismo, estos si entendieron que no sabemos japonés, pero aun así nos seguían contando todo lo que iban haciendo. Una botella de sake y unas cervezas después casi cantábamos nosotros también agarrados a los parroquianos. Y a las once, cerró, así que a dormir.

Hoy toca parque Ueno, el hanami.

jueves, 5 de marzo de 2009

Cacao y chocolate.

Cómense dichas semillas que son un poco amargas, pero de resto buenas y sanas, y dicen que ayudan contra cualquier veneno. Los indios de Temistitlán, que nosotros llamamos Nueva España, se sirven de él como moneda y lo comen y beben en sus bebidas” - Galeotto Cey. Para los griegos Theobroma “alimento de los dioses”.

Ya los mayas y los aztecas utilizaban el cacao en distintas preparaciones pues vieron que era bueno contra las enfermedades y proporcionaba mucha energía. Pero en este caso lo que más me interesaba era cómo había llegado a Europa. Lo más sencillo es pensar que, puesto que fue Colón quién descubrió América para los europeos, fueron los españoles los causantes de la llegada del cacao a Europa. Y así fue, en su cuarto viaje trajo consigo las semillas del cacao, aunque en principio no tuvo mucha aceptación por su sabor amargo y su aspecto una vez disuelto en agua.

Fue Hernán Cortés quién trajo consigo de nuevo las semillas y consiguió convencer de sus beneficios a los cortesanos españoles. También los monjes españoles en el nuevo continente adoptaron la bebida como medicina revitalizante, y con ese fin acabaron de introducirla en España y el resto de Europa ermita tras ermita, monasterio tras monasterio. Para ser más concretos dicen que fue al Monasterio de Piedra, en Zaragoza, al que le fue enviado el producto por primera vez.

Además el primer lugar en el que se mecanizó la producción de chocolate fue en Barcelona, por lo que me asalta una pregunta. Si fueron los españoles los que lo trajeron a Europa, fueron los primeros en introducirlo en la alta sociedad, los primeros en mecanizar su producción… ¿por qué la fama de los chocolates se la llevan siempre los suizos, belgas, e incluso los ingleses? Supongo que por lo mal que se nos ha dado siempre exportar nuestros gustos a los demás, y lo fácil que se le ha dado a países como Francia, donde el chocolate llegó al casarse una española, la infanta María Cristina, con el rey Luis XIV, y en cuya corte se pasó a tomar más diluido en vez de fuerte y espeso al gusto español de la época. También el hecho de que fueran los suizos quienes consiguieron fabricar chocolate con leche por primera vez al conseguir estabilizar la mezcla gracias a la leche condensada que conseguía obtener un empresario que igual suena de algo, el señor Nestlé.

Pero bueno, cosas que pasan. Y ahora, ¿quién produce el mejor chocolate? ¿Dónde están los mejores artesanos? Unos dicen que el mejor se produce en Venezuela “el Rey”, otros en México, por supuesto el cacao criollo. ¿Pero el chocolate como tal? Pues como todo ira en gustos, pero hay una serie de marcas que destacan por encima del resto según todos los expertos en el tema, Lindt & Sprüngli y Carma en Suiza, Belcolade, Godiva y Callebaut en Bélgica, Valrhona, Barry y Nöel en Francia, Venchi en Italia, Cadbury en Gran Bretaña y el ya citado El Rey en Venezuela, son los que mejores productos consiguen. Pero de todos estos estamos hablando de producciones más o menos industriales. Si hablamos de tabletas, la chocoapedia tiene una lista concreta con las 10 mejores según ellos.

Y como todo es cíclico, resulta que hoy en día uno de los chocolateros más reconocidos mundialmente es un catalán Antoni Escribá, que aunque ya ha fallecido revolucionó la idea del chocolate y legó sus conocimientos a sus hijos. Tanto es así que Cataluña se ha llenado de maestros en el arte del chocolate como Oriol Balaguer formado en el I+D de Adriá, Jordi Butron que ha trabajado con lo mejorcito del mercado (Gagnaire, Adriá, Michel Bras), Ramón Morato creador de cacao Sampaka junto a Albert Adriá y a Jaume Von Aren y fundador de la única escuela de chocolate de España, Chocovit y Enric Robira.

Así que el que quiera emular a los ricachones que siga con los Ferrero y al que le guste la calidad de verdad que pruebe cualquiera de los nombrados más arriba. Para mí, Godiva, a ser posible los de naranja.