domingo, 7 de diciembre de 2008

La Ola

Dirigida por Dennis Gansel, esta película pone de manifiesto verdades como puños, que muchos ya sabrían, pero otros tantos no. Por eso pienso que todos deberían verla, unos para que vean cómo sus ideas y "discursos" no son tan originales como pudiera parecer, y otros por si abren un poquito los ojos a todo lo que les rodea.

La película se basa en el libro "La ola" de Morton Rhue y en un hecho real ocurrido en Estados Unidos en 1967, un experimento sobre el nacionalsocialismo que se tuvo que suspender por el cariz que estaba tomando el asunto, ya que en pocos días, la clase en cuestión se había organizado de forma dictatorial contando con un líder, servicio de escolta para el mismo, seguridad, un grupo dedicado a publicitar al grupo, incluso un servicio de espionaje.

La idea surge de una simple pregunta, ¿podría ocurrir en nuestros días algo similar o igual al nazismo?. Muchos pensamos que la respuesta es bastante obvia, SI. Pero al parecer mucho opinan que no (a pesar de tener ex-presidentes que bien podrían ser juzgados por crímenes de lesa humanidad).

Pues, según entiendo, en la película este es precisamente el caldo de cultivo propicio para que pueda volver a surgir el nacional-socialismo y la pregunta que recoge el profesor para llevar a cabo su experimento autocrático sin que los alumnos sepan nada. Aprovecha las debilidades de cada uno de los individuos para después hacerles ver la seguridad que tendrían formando parte del grupo, ayudando al grupo en sí o a una parte integrante del mismo, haciendo que sus deficiencias, sus características personales pierdan importancia frente a las del propio grupo. Esto, por supuesto también, va coartando su libertad individual, su capacidad de tomar decisiones personales, y haciendo que poco a poco el "grupo" excluya a todos aquellos que no piensen exactamente igual que ellos. Todo gracias a una estricta disciplina camuflada como bien común.

Es cierto que la película, sin justificarlo de ningún modo, deja entrever que en todas partes cuecen y que la autarquía convive con nosotros en distintos ámbitos, en la escuela al fin y al cabo no son los alumnos los que eligen las normas ni el comportamiento, en casa los hijos son dirigidos por los padres, en la pareja es fácil que sea uno de los dos el que lleve la batuta y el otro se limite a seguirle a corta distancia, pero evidentemente no es tan sencillo, hay muchas de las normas que simplemente están basadas en el respeto y no en la pura disciplina ni el seguimiento a ojos cerrados del líder de la manada (aunque en un campo de fútbol podríamos discutir sobre esto largo y tendido).

El caso es que al final todo se sale de madre y termina como el rosario de la aurora (no daré muchos detalles por si alguien que lea esto quiere ver la película).

Si al menos sirviese para que la gente reflexionase sobre el lugar en el que vivimos me daría por satisfecho, teniendo en cuenta que, día si y día también, se nos está pidiendo desde distintos ámbitos que olvidemos nuestra dictadura como si se pudiese perdonar de alguna manera semejante atrocidad. Y además se nos exige en base a nuestra españolidad, a nuestra democracia como si tuviésemos la culpa de los muertos de los demás, de 40 años de franquismo y de haber tenido que tragar con una carta magna del todo incompleta y sesgada por el resentimiento fascistoide. Y todo eso bajo la insidiosa idea de romper con ello nuestra España. Pero esa es otra historia.

El caso es que todo me lleva a una pregunta. ¿Podría pasarme esto a mí? Mi respuesta es clara. NO. Pero eso mismo responden todos los alumnos de la clase... o casi.

1 comentario:

  1. La palabra nazismo y sus derivados han sido tan denostadas y las tenemos tanto miedo que para aplicar cualquier método autocrático lo más fácil es ponerle cualquier otro nombre

    ResponderEliminar