Llegamos tarde a la ciudad, muchas horas de tren y unos cuantos trasbordos después de salir de Nara. Al menos el viaje ha resultado muy agradable, me pasé casi todo el primer trayecto hablando con una chica muy simpática, así que no me puedo quejar.
Al llegar nos estaban esperando para llevarnos al sitio donde íbamos a dormir. Y así lo hicimos.
El día siguiente por la mañana ya nos estaban esperando para desayunar con una fuente de huevos, bacon, tostadas… muy sanote todo, pero que rico ese día. Al terminar de desayunar fuimos a dar una vuelta por el barrio, un monte cercano repleto de cerezos, todos en flor, un parque para niños, bancos… incluso una especia de replica de un castillo occidental con dos torres desde el que se ve toda la ciudad, el mar, y el auténtico castillo de Matsuyama sobre otro monte cercano. Pasamos toda la mañana paseando tranquilos hasta la hora de comer.
Ya con el desayuno hubiésemos aguantado todo el día, pero con la comida… buff, como para tres. Y por la tarde, ahora si, a conocer un poco más de la ciudad. Tenemos que agradecer que nos acompañasen y nos llevasen de un lado a otro enseñándonos todo lo que merece la pena de la ciudad, incluyendo el Templo de la Piedra-mano, Ishiteji, quizá el más interesante de la ciudad, o al menos eso nos dijeron. Pudimos ver grupos de peregrinos de los 88 templos que pasaban por allí cumpliendo con los rituales budistas, haciéndose fotos, mientras, nosotros hacíamos las nuestras paseando entre los edificios.
Al salir del templo nos dirigimos hacia el castillo. Subimos las rampas del monte a patita, que no es poco. Y con un poco de calor entramos al castillo tras hacer unas cuantas fotos del edificio, los cerezos, la gente... El castillo es curioso, pintado de blanco y negro, al estilo tradicional japonés. Pero lo cierto es que por dentro tampoco es que tenga mucho que ver, un pequeño museo con algunas piezas curiosas, alguna katana, y poco más. Casi lo más interesante es ver la ciudad desde los puestos de vigilancia de las torres del castillo y bajo ellos el parque con los cerezos.
Al salir del castillo bajamos de nuevo la rampa y nos dirigimos a la zona comercial, habíamos quedado allí para ir a cenar. Carne. Tres comidas en un solo día y la última carne. Lo cierto es que estaba todo buenísimo, incluyendo el “sushi” de carne de kobe… ¡quiero más! Y después nos invitaron a una “fiesta” a la que invitaron también a un grupo de japonesas. Música latina (como suena), cerveza… la noche resultó tan agradable como interesante. Pero como todo llega… a dormir.
Al llegar nos estaban esperando para llevarnos al sitio donde íbamos a dormir. Y así lo hicimos.



Al salir del castillo bajamos de nuevo la rampa y nos dirigimos a la zona comercial, habíamos quedado allí para ir a cenar. Carne. Tres comidas en un solo día y la última carne. Lo cierto es que estaba todo buenísimo, incluyendo el “sushi” de carne de kobe… ¡quiero más! Y después nos invitaron a una “fiesta” a la que invitaron también a un grupo de japonesas. Música latina (como suena), cerveza… la noche resultó tan agradable como interesante. Pero como todo llega… a dormir.
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